martes, 8 de marzo de 2011

Decir la verdad

No hay forma de ser más revolucionario, de propiciar grandes cambios, de ser señalado como innovador que… ¡DECIR LA VERDAD! Estamos muy mal acostumbrados a escuchar tantas mentiras todos los días, que cuando alguien que es honesto consigo mismo antes que con los demás, se le ocurre señalar con verdades los equívocos con que nos empantanan todos los días la radio, la TV, los periódicos, las revistas, las promesas de los gobernantes, las mentiras de los policías, las execrables conductas partidistas de los diputados y senadores, los gobernadores, los presidentes municipales… que cuando alguien habla con verdad lo primero que se nos ocurre pensar es que todo es mentira… igual que siempre.
Después pensamos que es un extremista o un terrorista o de alguna secta desconocida, para terminar pensando que es de otro planeta o mínimo de un país muy lejano. En un país de mentiras, el cuerdo que dice la verdad es el diferente, el distinto, el loco, el equivocado. Lo señalamos con dedo de fuego, hasta que las palabras que dicen la verdad terminan incendiándonos a nosotros y nos paramos un momento y reflexionamos y cuando menos en nuestro entorno cambiamos para mejorar y creemos en la verdad. Confiamos.
Soy humano. Soy de México, país entrañable con gente mayoritariamente buena y noble. Pero hoy después de releer mis propios escritos, quiero SER REVOLUCIONARIO. DE ESOS QUE DICEN LA VERDAD SIN SONROJARSE, SIN QUITAR LA MIRADA DEL FRENTE, pero también… ¡YA NO MÁS! SIN PONER LA OTRA MEJILLA. El primer cambio lo tengo que hacer conmigo mismo.

Hoy soy honesto, hoy estudio, hoy me supero, Hoy soy fiel a mi mismo, a mi familia, a los míos, a mis creencias, a mi trabajo, a mi país, para después dar el gran salto y ser fiel y honesto y sincero con todos los demás que me rodean y que igual que yo somos semejantes el uno del otro, mexicano el uno como el otro. Con diferencias sustanciales, pero iguales en lo fundamental que es estar vivos, tener sentimientos qué compartir y una mano sincera para quien la quiera estrechar. Hoy y todos los días me comprometo conmigo mismo a ser honesto y decir siempre la verdad como la siento a flor de piel. Los invito… ¡Compartamos este compromiso!

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